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domingo, 15 de noviembre de 2009

NI MUERTA DÁ SOSIEGO

NI MUERTA DA SOSIEGO

Heloísa me contó sobre el horrible episodio que tuvo que vivir tras el fallecimiento de su suegra; Hace ya unos años ella y su marido tuvieron que mudarse con la anciana para cuidarla debido a su avanzada edad; Raquel y ella nunca se habían dado bien del todo, pero vivir juntas se volvió insoportable, pues la anciana criticaba cada cosa que Heloísa hacía o dejaba de hacer; La forma en que se vestía, como se peinaba, como limpiaba, si hablaba esto o aquello...todo.
La vieja se murió, fue una conmoción para toda la familia, el esposo de Heloíosa se deprimió muchísimo, y ella, a pesar de su escondido alivio, tuvo que hacerse cargo de las pompas fúnebres.
Dos semanas despues del velorio comenzaron a pasar extrañas cosas en la casa, Heloísa sentia la presencia de la anciana por todos lados. Una noche, mientras dormía, Heloísa sintió la mirada de alguien al pie de la cama, de pronto sintió una gran presion sobre todo su cuerpo que no la dejaba mover ni un músculo, y sobre su cabeza sintió la mano de su suegra acariciando su cabello, Heloísa quería gritar pero su voz no salía.
A cada dos o tres noches, Heloísa sufría esta horrible experiencia, ¿Su suegra venía justo a ella y acariciaba su cabello? su esposo no le creía y nadie podía ayudarla, hasta que alguien le aconsejo que lo que tenia que hacer era relajarse y enfrentar a su suegra, si se relajaba lo suficiente podría moverse y averiguar por qué habia vuelto, que quería decirle.
Al principio, Heloísa pensó que sería imposible, sin embargo decidió intentarlo para volver a conciliar el sueño. Así cuando esa noche Heloísa sintió esa gran presión sobre su cuerpo, en vez de desesperarse relajó sus musculos y su respiración, abrió los ojos y vio la oscura sombra de su suegra sobre ella acariciando su cabello y presionando todo su cuerpo... Heloísa presa del miedo pero decidida, abrió los labios y susurró lo más alto que pudo -¿Qué es lo que quieres decirme?-
Su suegra sin soltar su cabello acercó su cara a de Heloísa y suavemente, susurró a su oído...
-Ese tinte no te queda bien...-

¡La vieja maldita había vuelto del infierno para criticarle el tinte!; Yo jamás me creí esa historia pero sé que Heloísa nunca mas sintió la presencia de su suegra en la casa, aunque ahora usa su color natural en el pelo.

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